La invito a hacer el siguiente ejercicio. Cuando esté en algún lugar con público, como el metro, la fila del banco o la sala de espera de la consulta de su doctor, mire a su alrededor. Es probable que muchas caras -si no también la suya- estén mirando hacia abajo ¿Al suelo? No. A un pequeño aparatito sobre el cual los dedos de su propietario se deslizan hábilmente en todas direcciones. Lógicamente ya se imaginó qué.
Los sistemas móviles de comunicación y acceso a internet son una tendencia más que creciente. Hoy son imprescindibles en la vida de un gran número de personas, y estar privados de ellos puede llevar incluso a un síndrome de abstinencia, igual como sucede ante una adicción. Vivimos en una sociedad en la que la mayoría de las personas se vuelve a sus casas sin pensarlo dos veces en caso de haber olvidado su teléfono, en la que a nadie le resulta extraño tener el celular sobre la mesa mientras se almuerza, o incluso en la que dos personas se comunican por mensajes de texto, aun estando en un mismo lugar.
"La relación que tenemos con los dispositivos tecnológicos nos sitúa en una posición bastante dicotómica respecto a los lazos que establecemos con el resto. Si bien estas herramientas han facilitado el flujo de información y agilizado la comunicación, también han creado una suerte de mutismo y dependencia entre los segmentos más jóvenes, cuya vida social puede verse limitada a estar sentado frente a la pantalla", advierte Pedro Urzúa, sicólogo de la empresa de investigación de mercado Collect GfK.
Pero ¿cómo convivir sanamente con las nuevas herramientas que proveen los avances tecnológicos? Para esto es necesario poner énfasis en las ventajas que ofrecen, potenciarlas y no caer en los abusos. "Acceder a nuevas tecnologías facilita cada vez más la vida y permite hacer cosas que antes no podíamos; son muy prácticas. Incluso para personas discapacitadas pueden proveer medios de comunicación o de interacción con el medio, que antes no poseían. La clave está en no dejarse atrapar; usarlas como herramientas, pero no volverse esclavos de ellas", comenta Vladimir Marianov, ingeniero en electricidad, especialista en telecomunicaciones, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
¿Será posible desconectarse?... Nosotras le proponemos reflexionar al respecto; cuán dependiente es y qué control tiene sobre las herramientas tecnológicas, o si son ellas las que la controlan. Acá algunos consejos que pueden ayudar.
Ganar tiempo, no perderlo
Los dispositivos móviles son una herramienta muy útil para ganar tiempo. Si necesita revisar su correo electrónico con urgencia, ya no es necesario esperar a estar en la oficina o en casa frente a su computador, ahora con un simple clic sobre su celular puede acceder a toda la información. Pero existe una delgada línea entre 'ganar tiempo' y 'perderlo'. De acuerdo con el estudio Soy Digital 2011, realizado por la empresa de estrategia y diseño AyerViernes, un 87% de los usuarios de internet en Chile utiliza este medio para revisar su correo electrónico; esto en reiteradas ocasiones. Unas cuantas veces al día es comprensible, pero cada 15 minutos parece un exceso. Esta guía no pretende decirle qué hacer con su tiempo -eso es tema de cada uno-, pero ponga atención respecto a qué privilegiar y cuándo hacerlo.
Hacer cosas 'en persona'
Hay quienes dicen que las redes sociales han facilitado establecer relaciones amorosas; que los mensajes de texto o a través de internet hacen más fácil decir eso que en persona parece imposible. Y en algunos casos ha sido de gran ayuda para retomar antiguas amistades que por distintas razones se habían perdido. El sociólogo de la Universidad de Chile Miguel Becerra explica: "Ha cambiado mucho la forma de relacionarnos, ya que disponemos de más medios para hacerlo. Hoy existe una diversidad de maneras para desear un feliz cumpleaños y otras tantas para decir 'te quiero', sin hablar una sola palabra, solo apoyándonos en medios tecnológicos". Si bien eso es una gran ventaja, no hay que perder los parámetros de lo que es necesario hacer en persona, agrega. Así es que si tiene que conversar algo importante con su pareja, si un amigo cercano está de cumpleaños o si tiene una gran noticia que comunicar a sus amigas, evite un simple mensaje: una llamada telefónica o, mejor aun, una visita, será mejor recibida.
No desaprovechar los momentos de convivencia
¿Habrá algo más desagradable que estar en medio de una cita y que su acompañante revise constantemente el celular? La frase 'disculpa un segundo' se vuelve vacía después de la tercera vez. Ser incapaz de desconectarse de su teléfono móvil mientras está en compañía de otros no solo es una falta de respeto, sino que también demuestra lo poco que valora pasar tiempo de calidad con la persona. Según el sociólogo Miguel Becerra, la presión social de estar siempre conectados está muy sobrevalorada. "Darle demasiado peso a este tipo de soportes comunicacionales puede llegar a dificultar nuestra desconexión de ellos, pues con o sin tecnología nuestra vida social implica estar en contacto con la sociedad. El problema surge cuando hacemos de la tecnología la hebra principal de esta interrelación", comenta Becerra. Así es que relájese: el mundo seguirá ahí si usted no actualiza su estatus en Facebook, y es probable que no pierda su trabajo si no revisa su correo por un par de horas.
Desconectarse de vez en cuando
Suena el despertador y Sebastián (32) se conecta inmediatamente con el exterior. "Generalmente lo último que hago antes de acostarme es revisar mi correo o navegar en las redes sociales. En la mañana, nuevamente reviso mis e-mails en mi celular", cuenta. No se trata de un caso aislado, para un número creciente de personas esto forma parte de su rutina. Es como si estar demasiado tiempo desconectados les produjera una especie de angustia, una intranquilidad, que, consciente o no, los lleva a mantenerse en línea en todo momento. No deje de lado sus obligaciones ni sufra por no revisar su correo electrónico, pero a veces hace bien tomarse unas vacaciones de la tecnología. Momentos en familia o con amigos son ideales para presionar el 'off' y aprovechar un contacto real, no virtual. "La clave está en buscar el equilibrio con el uso de las tecnologías; hay que compatibilizarlas con el tipo de vida que queremos vivir y el tipo de relaciones que queremos entablar", dice Becerra.
Cuide su privacidad
De acuerdo con un estudio realizado por la consultora ComScore, en conjunto con la empresa IAB Chile, el alcance de las redes sociales en Chile es casi 10% más que el promedio latinoamericano, y 2% más que en Estados Unidos. Un dato importante, aun más si sumamos los riesgos de exponer la privacidad de los usuarios. Lo más preocupante es que el riesgo de exponer datos personales en la web no está dentro de las primeras aprensiones que las personas tienen respecto al uso de estas plataformas.
Miguel Becerra dice que hay que tener mucho cuidado con la información que se expone en las diferentes plataformas, y también con el tiempo que dedicamos a su uso. Lo que se vuelve más necesario en caso de tener hijos menores; es fundamental que los padres se hagan partícipes de la interacción de sus niños en las redes sociales.
No crea todo lo que lee
Además hay que entender que la realidad que muestran herramientas como las redes sociales no siempre es fidedigna. Se dan apreciaciones engañosas, como que una persona es muy sociable por tener cientos de 'amigos' en Facebook, o que alguien tiene mucha personalidad por dar opiniones controversiales en Twitter. "La comunicación vía web supone un escudo potente que nos permite ser un poco más osados y ocultar ciertas facetas de nosotros mismos que tendemos a mostrar en la relación cara a cara. Por ejemplo, la timidez, la agresividad, el humor, la fluidez del habla, etc.", agrega el sicólogo Pedro Urzúa. Recuerde que cada uno muestra solo aquello que desea que otros vean.
Comentario:
Hoy en día, es muy común ver a personas que fijan su mirada gran parte del tiempo a un dispositivo personal. El acceso a la información instantánea mediante conexión a internet móvil, ha generado en el último tiempo una gran dependencia (diapositiva 14). Según expertos, los efectos de adicción a la tecnología son similares a la adicción a drogas y alcohol, generando angustia y desesperación al momento de no tener acceso en el momento deseado (diapositiva 14).
Además de este problema, también existe la pérdida de intimidad entre personas (diapositiva 15). Por ejemplo, en muchos casos los ejecutivos no conocen a sus pares o jefes, ya que, gracias a la permanente conexión a internet por dispositivos móviles, se utiliza solo la herramienta e-mail como medio de comunicación. Claramente debe existir un balance entre el uso de esta herramienta con la generación de reuniones personales, para así los trabajadores se conozcan y puedan generar lazos para lograr un mayor alineamiento con la organización.
Es necesario para las personas tomar conciencia y controlar estos problemas, porque, como ya se sabe, la tecnología crece exponencialmente en el tiempo y posiblemente dichos problemas se incrementen cada vez más.
Fecha: 24/05/2011
Enlace: http://mujer.latercera.com/2011/05/22/01/contenido/23_2363_9.shtml
Fuente: La Tercera
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