Uno de los precursores de esta forma de realizar campaña fue el fenómeno mediático y actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El presidente gringo supo y aprovechó el poder de las redes sociales y las ocupo en su máximo esplendor, siempre apoyado por un gran equipo de geeks que lo apoyaron en todo en momento.
Por ejemplo el candidato independiente a la presidencia, Marco Enríquez –Ominami, superó los 18 mil seguidores en Twitter. Esta herramienta, es manejada personalmente por el candidato. Piñera también tiene un número similar de adherentes en su página de Twitter, en ella el candidato de la derecha comenta sus salidas a terreno y hasta se da el lujo de contar detalles de su vida íntima. Por otro lado Eduardo Frei también tiene su página en la red social, la que tiene menos seguidores y casi siempre escribe gente de su comando y pocas veces él.
Un hecho de suma importancia y en la cual se ve reflejado la trascendencia de Internet ocurrió en el debate presidencial. Sebastián Piñera al ser encarado por Marco Enríquez-Ominami, por los dineros utilizados en la campaña, dijo que toda la información de gastos estaba en su página oficial. Muchos corrieron, encendieron sus computadores y buscaron la información ¿Pero? La página estaba caida, offline. Claramente, al otro día, se dejaban ver los miles de mensajes en facebook y twitter reclamando por este error.
Los candidatos no pueden obviar el poder que tienen las redes sociales. Ahí pueden ser más directos, a pesar de las distancias, pueden ser más reales, a pesar de no verlos y por sobre todas las cosas, pueden entregarnos las informaciones sin tantos rodeos.
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